jueves, 21 de enero de 2016

Quiero que éste sea tu viaje.... si tú quieres que lo sea.


No sé lo que debo ser para ti, 

así que seré lo que quiera ser para mi. 


Una de mis creencias es que las cosas suelen tener una razón o un conjunto de razones para que al final terminen sucediendo. 
Hace muchos años siendo un crío, un grupo de amigos afines a una razón de ser, organizamos un concurso de dibujos y de redacción. Estaba enmarcado dentro de una campaña antidrogas. Por aquel entonces, "el caballo" hacía estragos. En un momento de la organización del concurso hubo que decidir un nombre. Nadie creía ser lo suficientemente original.  Entonces se me ocurrió proponer "Itaca". Fue la primera vez que apareció en mi vida. No sé por qué lo propuse. A la gente le gustó y en poco tiempo el grupo estuvo de acuerdo. Se llamó "I Concurso de dibujo y redacción Ítaca".  También fue el último. Fue un éxito de participación entre los escolares de la ciudad. Después de eso el grupo de adolescentes pusimos nuestras cabezas en asuntos relacionados con las hormonas propios de la edad, y aunque hicimos un par de obras de teatro, no con poco éxito, cada uno fue obedeciendo sus instintos y deberes y nunca más hubo concurso, aunque el grupo duró algo más e incluso  alguno mantiene contacto aún... las cosas de los lazos de amistad.
Tiempo después elegí para mi consulta un nombre. De nuevo apareció Itaca. Cada cierto tiempo tenía presencia en mi vida. A partir de ese instante, al menos en el plano profesional me ha acompañado de una u otra manera.

Creo bueno hay mejor manera de definir a Itaca de lo que lo hace K. Kavafis en su poema.

Cuando emprendas tu viaje a Itaca 
pide que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, lleno de experiencias. 
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al colérico Poseidón, 
seres tales jamás hallarás en tu camino, 
si tu pensar es elevado, si selecta 
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. 
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al salvaje Poseidón encontrarás, 
si no los llevas dentro de tu alma, 
si no los yergue tu alma ante ti. 

Pide que el camino sea largo. 
Que muchas sean las mañanas de verano 
en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 
a puertos nunca vistos antes. 
Detente en los emporios de Fenicia 
y hazte con hermosas mercancías, 
nácar y coral, ámbar y ébano 
y toda suerte de perfumes sensuales, 
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. 
Ve a muchas ciudades egipcias 
a aprender, a aprender de sus sabios. 

Ten siempre a Itaca en tu mente. 
Llegar allí es tu destino. 
Mas no apresures nunca el viaje. 
Mejor que dure muchos años 
y atracar, viejo ya, en la isla, 
enriquecido de cuanto ganaste en el camino 
sin aguantar a que Itaca te enriquezca. 

Itaca te brindó tan hermoso viaje. 
Sin ella no habrías emprendido el camino. 
Pero no tiene ya nada que darte. 

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. 
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, 
entenderás ya qué significan las Itacas. 

C. P. Cavafis. Antología poética. 
Alianza Editorial, Madrid 1999.






Me gustaría que éste  fuera un lugar en el que reflexionar sobre aspectos importantes; emociones, educación, valores, relaciones, salud, ética... aquellos temas que nos hacen ser lo que somos y nos ayudan a ser lo que queremos.


Si quieres, a mi me encantaría, !vamos ¡, se un iTAKER. 
te sigo y haremos el camino  juntos


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